Una veladura es una tinta de color fluida y transparente que se aplica sobre otro color, ya seco, a fin de modificarlo en cuanto a luz o matiz.

Para conseguir una buena veladura nunca se debe diluir la pintura con el primer líquido que tengamos a mano. Tampoco debe hacerse con esencia de trementina exclusivamente, ya que como se sabe el aguarrás no tiene poder aglutinante, por lo que si se emplea en exceso podría rebajar más delo conveniente el óleo, haciéndole perder adherencia. Por otro lado, actuando de este modo se conseguiría una veladura de una naturaleza excesivamente magra y frágil.

El aceite tampoco resulta aconsejable porque restaría luminosidad y, a la larga, provocaría un enranciamiento del color.

Por tanto, el mejor «médium» para hacer una veladura es el que se puede preparar con una cantidad prudente de barniz resinoso (dammar) rebajado con esencia de trementina y un poco de aceite de linaza por ejemplo.

Este «médium» no ha de contener ningún disolvente que pueda reblandecer y, por tanto, arrastrar la pintura de debajo.

También hay quien propone utilizar una emulsión de huevo compuesta por una parte de yema de huevo por media de barniz resinoso, más otra media de aceite polimerizado, más dos o tres partes de agua. Este «médium» es graso, pero no aceitoso.

Para la veladura  también hoy se puede utilizar un medio alquídico, pues, con toda seguridad, una veladura realizada con esta clase de material resistiría mucho más una posible restauración.

 

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Leonardo da Vinci, «Santa Ana».

 

Cuando se aplica una veladura sobre una obra en posición vertical no hay que permitir que se produzcan goterones. En algunos casos será mejor trabajar con la obra colocada en posición horizontal.

Para llevar a cabo una buena veladura, el color de fondo debe ser siempre más claro que el que se ponga encima y, sobre todo, debe estar bien seco.

Nunca se obtendrá el mismo resultado si aplicamos una veladura de color sobre un fondo blanco que si lo hacemos con un color mezclado con blanco, ya que esto último le daría un aspecto frío y «polvoriento».

 

 

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