«Muchacha asomada a la ventana» es uno de los muchos retratos que Dalí pintó a su hermana Ana María. Sobre estos retratos, Ana María, escribe: «Los retratos que me hizo mi hermano en aquella época son innumerables. Muchos eran simples estudios de cabeza y espalada desnuda». Estos retratos tienen una característica que es común en muchas obras de los maestros que Dalí había observado cuando era joven: el cuadro en el cuadro, la ventana en el cuadro. Su hermana relata las largas horas pasadas «contemplando el paisaje que, desde entonces y para siempre, formaba parte de si misma. Salvador, de hecho, me pintaba siempre cerca de una ventana».

 

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«Muchacha asomada a la ventana», Salvador Dalí.

Dalí se sentía fascinado por el paisaje, considerado no como un elemento aislado, sino justamente en relación con el paisaje que, asomado, la observa; poco a poco, año tras año, cuadro tras cuadro, esta relación se tornó finalmente «ambigua», confundiendo la forma de uno con la del otro, con esa «ambivalencia» que brinda la posibilidad de una lectura con dos significados diferentes, y que caracteriza gran parte de la producción del posterior maestro.

El paisaje constituye la base, el fundamento de la pintura de Dalí, sobre todo el de Port-LLigat, en el cual desarrollará el escenario surrealista, con su luz transparente e irreal. Su amigo García Lorca escribió, en una carta a Ana María: «Los días pasados en Cadaqués han sido tan maravillosos que me parecen un hermoso sueño, sobre todo al despertar con todo lo que se ve por la ventana.»

¿Qué hay en «Muchacha asomada a la ventana» que fascina a Dalí como a otros tantos pintores? No es el hecho de situar el personaje en un paisaje, sino el de crear un ambiente, un espacio limitado por tres paredes en el que se encuentra el mismo pintor, y en el que se introduce el espectador, y abrir en una de esas pardes una ventana constituye la ocasión para el nuevo «cuadro». Es esto lo que encontramos en «Muchacha asomada a la ventana», un cuadro de juventud, pintado en color azul: azules las paredes, azul la cortina, azules el espejo del mar, la lengua de tierra en el horizonte, el fondo del cielo; los tonos cálidos están reservados sólo a la estrecha banda de suelo y al encarnado de las piernas.

 

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