La fotografía de bodegón consiste en representar un conjunto de piezas inanimadas, alimentos o similares, generalmente con planos cortos, encuadres cerrados, composición armoniosa y una iluminación muy cuidada. El bodegón es uno de los géneros más importantes y agradecidos. Y todo esto sin salir de casa.

La fotografía de bodegón es una disciplina muy compleja. Exige grandes conocimientos de iluminación en estudio y el equipo de luces suele ser bastante costoso. Pero, por suerte, las actuales cámaras digitales cuentan con la ventaja de un mejor rendimiento en condiciones de luz escasa y permiten probar este género con resultados bastante satisfactorios sin necesidad de adquirir un equipo profesional.

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La fotografía de bodegón se puede realizar en disposiciones poco elaboradas con una iluminación global y un diseño poco preparado, o con disposiciones complejas, en las que se ha esmerado el diseño y la iluminación, a partir de varios puntos de luz.

Para hacer fotografía de bodegón se pueden tomar como modelos composiciones de alimentos, de complementos de moda, de antigüedades, etc.

Las opciones son múltiples, y probablemente cada persona tendrá en mente una idea diferente en cuanto a la iluminación, el punto de vista, el encuadre, etc. Es mejor tener todo previsto antes incluso de quitarle la tapa al objetivo de la cámara ya que en este tipo de fotografías la improvisación no es buena alidada.

En cuanto a la iluminación para fotografía de bodegón, podríamos decir que se divide en dos tipos principalmente: dura y suave. La luz dura es intensa y proyecta sombras fuertes y definidas sobre los objetos. Puede ser útil para crear efectos dramáticos e en fotografías de objetos que se vean realzados con este tipo de luz. Los flashes directos producen haces generalmente secos y concentrados que van irremediablemente acompañados de antiestéticas sombras que  no contribuyen a sugerir la armonía que siempre requiere un bodegón.

La luz blanda o difusa apenas genera sombras y la gama tonal o cromática queda suavizada con los bordes aparentemente difuminados.

Una de las mayores a la hora de hacer fotografía de bodegón es que las exposiciones pueden ser tan largas como se quiera sin temor a que se «escape» el motivo a fotografiar. Tampoco se va a necesitar un potente equipo de flashes; ni siquiera se tendrá que invertir en focos de luz continua: con un par de lámparas de oficina será suficiente. Todo de pende  de la pericia y el ojo fotográfico de quien tire las fotos.

 

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