En cuanto al caballete que podemos emplear para pintar, existen dos tipos, los caballetes de campaña y los caballetes de taller. El primero se usa para pintar al aire libre y el segundo para pintar en el estudio.
El caballete de campaña consiste en un trípode de madera o de metal, con dispositivos y articulaciones que permiten plegarlo para facilitar y hacer más cómodo su traslado. En cualquier caso, un caballete de campaña debe cumplir con los siguientes requisitos: pesar poco, ser sólido, tener altura suficiente para poder pintar de pie si así el pintor lo desea, tener un mecanismo para graduar la altura del cuadro, poseer un mecanismo que permita sujetar firmemente el cuadro por la parte superior.
Caballete de campaña clásico de madera.
Caballete de campaña metálico.
Dentro de los caballetes de campaña, existen unos que son peculiares, los denominados caballetes-caja. Las características más importantes de este tipo de caballetes son las siguientes: posibilidad de pintar un paisaje del número 1 a uno del número 30 (92×65 cm), posibilidad de bajar o subir todo el conjunto replegando las patas; posibilidad de dejar medio abierto el cajón que almacena tubos y pinturas, obteniendo una sólida plataforma para dejar en ella la paleta.
Caballete-caja de campaña.
Los caballetes de taller pueden partir de una simple sistema de tres patas que se usa desde hace siglos. Pero también los hay con ruedas, sólidos y estables, permitiendo pintar soportes de gran tamaño, con bandejas para depositar momentáneamente pinceles, tubos de color, espátulas, etc. También podemos encontrarlos con un listón adicional que permite inclinar el soporte hacia adelante para trabajar con mayor comodidad en el caso de que veamos reflejos.
Caballete clásico de taller.
Caballete clásico de taller sólido y estable.
Caballete de taller sólido y estable con ruedas.
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