En cuanto a los colores complementarios, el círculo cromático nos indica cuales lo son entre sí, situándolos por parejas uno enfrente del otro. Por tanto, el amarillo es el complementario del azul, el azul cyan es complementario del rojo y el magenta es complementario del verde (y viceversa).

 

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Si seguimos la misma norma de unos colores enfrente de otros, podemos sacar los colores complementarios  de los colores terciarios: el naranja es el complementario del azul ultramar, el verde claro es complementario del violeta y el carmín complementario del verde esmeralda.

Y además de conocer la teoría, ¿para qué sirven realmente los colores complementarios a la hora de pintar? Los colores complementarios en primer lugar sirven para crear contrastes de color. Si por ejemplo colocas un amarillo en el cuadro y justo a su lado colocas un azul, lo que se obtiene es un gran contraste de color. Los artistas del postimpresionismo como Van Gogh y Gauguin, pero sobre todo Derain y Matisse hicieron de esta norma un nuevo estilo de pintura: el fauvismo.

«El puente de Westminster» de Derain, es una buena muestra de las grandes posibilidades que nos ofrecen los colores complementarios cuando se conoce  bien como funcionan.

 

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Andre Derain, El Puente de Westminster.

 

El conocimiento de los colores complementarios es básico para conocer también como se general los grises coloreados, que no son más que un color más su complementario y el blanco. De esta forma un gris amarillento estará formado por el amarillo, un poco de su complementario el azul violáceo y el blanco…

El dominio de los colores complementarios nos da la posibilidad de pintar con una gama de colores propia, diferente, basada en la gama de colores quebrados que no es nada más que los grises coloreados de los que hemos hablado anteriormente.

 

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