Antes de pintar hay algo que es muy importante antes de comenzar a disfrutar con el pincel, y esto es la preparación de las telas para pintar o aparejado de las mismas.

La tela sin ninguna preparación previa es demasiado absorbente. Esto no sólo origina una perdida de tiempo y de material, sino también el empobrecimiento de la pintura debido a la excesiva absorbencia de su aglutinante. La preparación de las telas para pintar al óleo es imprescindible, puesto que, al impregnarla, el aceite secante de la pintura perjudica las fibras vegetales, ya que las vuelve quebradizas. Lo mismo ocurre con el papel. Para evitar estos inconvenientes, siempre es aconsejable la preparación de las telas para pintar previamente.

Cuando preparamos una tela, hay que procurar que no pierda flexibilidad, cosa que no tiene que preocuparnos cuando preparamos un soporte rígido, como la madera. Una tela con una preparación muy fuerte o de cierto grosor se resquebrajaría.

La preparación de las telas para pintar consiste en un encolado previo seguido de una imprimación si fuera necesario, ya que en ciertos casos, se puede pintar sobre el simple encolado.

Una preparación es buena si cumple tres requisitos básicos:

1. Que sea delgada, flexible y magra en relación con el procedimiento a aplicar encima (graso sobre magro).

2. Que sea insensible a los agentes atmosféricos y al paso del tiempo.

3. Que tanto el encolado-imprimación  como la imprimación-pintura estén perfectamente unidos.

En la preparación de las telas para pintar se han ensayado toda clase de materiales, como es el caso de la «gacha» que se empleaba antiguamente, del aceite, del que tanto se ha abusado, de la caseína, etc., se ha llegado a la conclusión de que la cola de conejo continúa siendo el material más idóneo para una preparación tradicional y común para todas las técnicas, ya sean acuosas o grasas.

Cómo hacer una preparación tradicional, será de lo que hablemos en nuestro próximo artículo.

 

Guillermo Granero

www.degranero.es

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