Los pinceles forman parte del utillaje, y se componen de tres partes: pelo, férula o virola y mango. Se distinguen por la clase de pelo, y por su forma y medida. Escogeremos uno u otro según el procedimiento, soporte o técnica a la que vaya destinado.

Así, por la clase de pelo, sera pincel de pelo fino o pincel de pelo duro.

Según su forma, pincel redondo o pincel plano.

Dentro de cada grupo, las diferentes medidas están clasificadas por su numeración.

 

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Pinceles de pelo fino.

Entre los pinceles de pelo fino, los mejores son los de marta (los más apreciados, los de la clase Kolinsky), idóneos para la acuarela, aunque a menudo son sustituidos por los de oreja de buey, algo más baratos. También están los de meloncillo, comadreja y nutria, así como los de gacela y ardilla para usos escolares, Los más económicos son los de poney.

 

Pinceles de pelo duro.

Los pinceles de pelo duro están hechos de cerdas procedentes del cerdo y del jabalí (las cerdas chinas son las de mayor calidad), así como del tejón y otros animales.

Actualmente también se pueden utilizar los de fibra sintética (nylon y poliéster).

 

Pinceles redondos.

Los pinceles redondos suelen destinarse a técnicas acuosas (acuarela, temple, fresco…), ya que retienen mejor el líquido. Es muestra de buena calidad que conserven la forma puntiaguda en cualquier estado, ya que esto permite usar el pincel de una medida mediana para hacer trazos finos.

Por regla general, los pinceles redondos suelen ser de pelo fino.

 

Pinceles planos.

Los pinceles planos suelen estar destinados a técnicas grasas. Estos pinceles pueden tener diferentes formas. Los más corrientes son los del tipo «carrado» y los de «lengua de gato».

Generalmente los pinceles planos acostumbran a ser de pelo duro, aunque también pueden ser de pelo fino.

Hay pinceles detinados a trabajos muy concretos como los de «pata de cabra», los «unidores» y los de «filetear», la «polonesa» y los «aplacadores» de los doradores.

Como es natural, el pincel adecuado para cualquier procedimiento y técnica es el que la propia experiencia o intuición aconseja en cada caso.

 

Brochas.

Las brochas son pinceles más o menos grandes de pelo duro proveniente de la crin o cola de caballo, y que presentan la particularidad de ser huecos en su núcleo central, lo que hace que resulten menos pesados para cubrir grandes superficies de pared.

Las brochas de tamaño mediano no tiene la particularidad del hueco central. Pueden ser utiles para la preparación de soportes, como lienzos y tablas.

 

Conservación.

Antes de usarlos por primera vez conviene poner los pinceles nuevos durante unas horas en remojo, para evitar que se les caiga el pelo en las primeras sesiones.

Hay que procurar que el agua no sobrepase la virola para que el mango no se estropee.

Si son de pelo fino, se deben colgar atados por el mango, para evitar que el propio peso los deforme.

Cuando las brochas son nuevas y de pelo largo, se les debe hacer una ligadura con cordel fino.

 

Otros útiles que se usan para pintar son los rodillos, de diferentes medidas y diversos materiales; pueden ser de goma, de goma espuma , de lana (de piel de cordero o de cabra), de fibra corta de nylon, etc. Los rodillos permiten obtener superficies regulares con colores lisos.

A veces una esponja es tan útil como el propio pincel, sobre todo en los procedimientos acuosos. Las mejores son las naturales, pero, en vez de éstas, se pueden emplear las artificiales, de cualidades afines a las primeras.

El tiento, que fue muy utilizado en otros tiempos, servía para apoyar la mano con la que se pintaba, mientras se sostenía con la otra, para tener así más seguridad en el pulso. Hoy casi se ha perdido su uso, aunque a veces, en circunstancias concretas, haya que improvisarlo como sea.

 

Guillermo Granero

www.degranero.es

 

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