El primer aspecto a considerar cuando se hacen fotografías a personas es la dirección de la luz. En función de ésta se seleccionará el punto de vista más agradable y se decidirá la exposición. Si el ángulo de la toma no presenta las mejores condiciones de luz, deberán aprovecharse los recursos de la cámara para sacarle el mayor partido posible.

El ángulo de la luz.

El ángulo con el que la luz incide sobre los objetos o las personas modifica la apariencia de éstos. Su variación tiene una influencia decisiva sobre las sombras, la reproducción de los colores y la estructura general de la imagen.

La luz, además, suministra información sobre el tema que se desea fotografiar: su forma, su textura, el color, la sensación de profundidad… La combinación de estos elementos puede provocar diferentes reacciones en quienes vean la fotografía, sugiriéndoles distintos ambientes o incluso transmitiéndoles una idea verdadera o falsa de la personalidad de alguien que haya sido retratado.

Iluminación frontal.

Cuando la dirección de la luz es frontal reproduce los colores de forma muy fiable aportándoles brillantez, pero no permite ver los detalles ni la textura por la ausencia de sombras; éstas se proyectan detrás del objeto fotografiado y, por lo tanto, no aparecen en la toma fotográfica.

Iluminación lateral.

La dirección de la luz lateral resalta el volumen y la profundidad de los objetos y destaca su textura. Da mucha fuerza a la fotografía pero las sombras pueden ocultar algunos detalles, ilumina un costado del objeto aportando mayor dimensión.

La dirección de  la luz semi-lateral es la que parece más natural porque ofrece una buena reproducción de los colores, y las sombras permiten ver algunos detalles, así como la textura.

 

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Iluminación difusa lateral.

 

Iluminación a contraluz.

Este tipo de luz ilumina toda la parte posterior del sujeto. Proyecta sombras hacia la cámara que dan mayor profundidad a la escena y delinea al sujeto con un halo de luz que lo haceresplandecer.

Iluminación desde arriba y desde abajo.

La dirección de la luz desde arriba hace que las partes inferiores de un objeto queden en la sombra, aunque, por otro lado, ilumina los detalles destacándalos. En cambio, la iluminación desde abajo, prácticamente inexistente en la naturaleza, produce una sensación inquietante, la parte superior queda en la sombra y la parte destacada casi sobreexpuesta.

 

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Luz dura desde arriba.

Iluminación difusa.

La luz es suave y uniforme en todo el individuo. No se ven sombras y mejora mucho el aspecto de las personas. Produce colores muy sutiles.

Cuanto más difusa es la luz, menos marcados son los perfiles y más conveniente es para hacer retratos, aunque no da buen resultado si se desea fotografiar paisajes, porque al ser bajos los contrastes, éstos disipan los perfiles de cada plano y el horizonte desaparece.

 

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